SÓLO EL COMPRENDER LO CAMBIA TODO

Este nuevo libro reúne, como es habitual, los escritos que he ido publicando mes a mes en mi revista. Es evidente que sus contenidos hace tiempo han trascendido el marco formal de las Artes Marciales; por más que en algún capítulo el tema aparezca de forma directa, las experiencias con este camino están siempre presentes como clave de fondo. Mis intereses personales están enfocados desde hace años en otras ramas del conocimiento humano y particularmente, de forma muy señalada en estos últimos años, en la espiritualidad.

El término espiritualidad es extremadamente ambiguo y generalmente, se confunde con religión.

Nada que ver. Lo espiritual, tal y como lo entiendo, es todo lo relativo al espíritu, a lo invisible.

Ni implica doctrina, ni moral, ni obligación alguna. Lo espiritual atañe al misterio de lo invisible, colándose por los resquicios de nuestras mentes dormidas a otras realidades que por más que sean sutiles, deciden lo esencial en nuestras vidas.

Por que la comprensión, como subraya el título de este libro, lo es todo, lo cambia todo.

La comprensión es un encendimiento, una luz en la oscuridad, un destello que nos permite salir de las tinieblas de la ignorancia, ver nuestro entorno y así decidir libremente los caminos. La comprensión es la llave indispensable de la consciencia y por lo tanto el acto anterior a la libertad, sin duda la mayor conquista del hombre.

La humanidad está atravesado un punto del espacio tiempo crucial. Yo no soy partidario de alimentar los Apocalipsis, sobre todo porque cuando llegan nunca son como los anunciaron y porque cuando de verdad aparecen, nadie los anunció; a toro pasado, todos dan pases y el que se instala permanentemente en el catastrofismo, pierde la visión de lo inmediato, para justificar sus propios infiernos. Empero los tiempos no son, ni serán fáciles; repensar nuestra realidad pasa por ahondar sinceramente en las eternas cuestiones y de entre todas ellas, el mundo de lo invisible es la más misteriosa, apasionante y fundamental. Algunos dicen que ya no hay tiempo, yo creo que nunca es tarde si la dicha es buena.

La mía, hoy, es invitarles a un nuevo paseo por la reflexión, amablemente, de tu a tu, en el silencio privado de esa cosa cada día más infrecuente que es la lectura. Gracias por compartirlo conmigo.