- Editorial:
- EDITORIAL SOLITARIO
- Año de edición:
- 2012
- Materia:
- CAZA: NARRATIVA Y ENSAYO
- ISBN:
- 978-84-939124-4-4
- Páginas:
- 162
25 DÍAS EN MOZAMBIQUE. DIARIO DE CAZA
JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ ORTI
En este libro, el autor, José María Rodríguez Orti, nos narra sus peripecias en un safari de veinticinco días en Mozambique, en el que desde un principio, parece que todo se tuerce. Primero un incendio que obliga a cambiar de concesión; unos trámites aduaneros sin asistencia en un país o mejor dicho, en un continente, en el que la idiosincrasia de sus gentes es que todo puede hacerse más tarde; un primer destino donde nada funciona... Todo eso José María lo supera gracias a su tesón y gran fuerza de voluntad, logrando cobrar dos grandes trofeos de elefante y búfalo. Trofeos ganados hasta el último minuto, pues aún tarda muchos meses más en verlos llegar a su casa sevillana después de finalizado el safari.
José María ha vivido en este safari la auténtica realidad de África, la que no vemos nunca en esos safaris rápidos a la carta en la que descubres solo la cara amable de África, con sus maravillosos amaneceres y atardeceres. Safaris en los que te sientes tan a gusto como en casa, pero cazando animales salvajes en lugares de ensueño. Él ha cazado de la forma auténtica y dura, bien a pié por carecer de vehículo, en canoas de troncos en el Zambeze jugándose la vida y hasta en bicicleta.
Pero todo ello le ha supuesto, en palabras suyas, una experiencia vital que seguro le acompañará toda su vida y que será muy difícil volver a repetir. Tras la angustia de los primeros días, se nota a través de los comentarios de su diario que disfruta enormemente de todo lo que le acontece, y tiene el inmenso espíritu de recibir los inconvenientes como algo inherente al país en el que se encuentra cazando, sacando siempre la parte positiva a los hechos que le suceden, dejando para el recuerdo sin duda, un safari inolvidable.
El autor
José María Rodríguez Orti nació el año 1960 en Lopera (Jaén), lo que casi equivale a decir que nació cazador. Y aunque a la edad de cinco años se trasladó a vivir a Sevilla, de la que se siente realmente hijo, nunca dejó pasar la oportunidad de estar en contacto con el mundo rural que es el entorno donde sin lugar a dudas, se siente realmente feliz.
Desde chico ha sentido y sigue sintiendo con la misma intensidad, verdadera devoción por la naturaleza y el arte en todas sus expresiones hasta el punto de haber hecho de ambas su forma de vida. Nunca, hasta donde le alcanza la memoria, dejó de dibujar desde que pudo sostener un lápiz y nunca dejó de cazar desde que sus piernas lo pudieron sostener.
Es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, y ha cazado y piensa seguir haciéndolo por casi toda España y en varios países, habiendo cobrado todas las especies legales de menor y mayor españolas y casi una treintena de especies foráneas. Siempre en busca de la caza y naturaleza puras, tratando de alejarse lo más posible de cualquier atisbo de prácticas poco deportivas o éticas como la caza en cercones donde, en algunos casos, se han soltado los animales la noche anterior a la tirada, el uso de la óptica y electrónica prohibidas que anulan o limitan en gran medida la capacidad de defensa del animal, o el abuso de los medios de locomoción a motor, excepción hecha claro está, de las personas mayores o mermadas de facultades por algún motivo. En definitiva; detesta el juego sucio.
Ha colaborado en numerosas publicaciones, ilustrando sus textos siempre que ha sido posible con algún dibujo o fotografía propios, por ser estos sus recursos naturales de expresión.
En una de ellas, su gran amigo Manuel Diego ParejaObregón maestro de cetreros y fino autor literario y musical escribió de él:
Le pregunté adónde iba y volviéndose me dijo:
A cazar con mis pinceles
Cuantos momentos compartidos. Los lances son ya recuerdos. Los vuelos ya se perdieron. Eres cazador de sierras, de marismas y barbechos. Amigo José María: ¡Eres cazador de sueños! Le conté que a media noche soñé que un viejo torzuelo, ¡de gavilán!, ¡de esos norteños!, en vuelo rasante y fuerte, quebraba al mirlo del huerto.
Le pregunté adónde iba y volviéndose me dijo:
A cazar con mis pinceles
¡Que no se pierdan los sueños!
Con lo que queda casi todo dicho.
Como artista necesita del dialogo con el espectador. Pero hay veces en las que el grafismo se muestra insuficiente a la hora de transmitir ciertas sensaciones o matices y no queda más remedio que usar otro lenguaje diferente como la escritura. Este es el caso.
Por ese motivo se lanza a esta nueva aventura donde tratará de compartir con los lectores todas esas íntimas sensaciones que solo se pueden llegar a sentir desde el profundo amor por la aventura, la naturaleza, sus criaturas y el arte.