La respiración es reconocida desde hace siglos como una valiosa herramienta cuyo buen uso la convierte en elemento armonizador. Gracias a su manejo consciente habitamos por completo nuestro cuerpo, abrazando nuestras partes olvidadas allí donde el aliento se interrumpió con dolor, aceptando las emociones sin dejarnos arrastrar por ellas, reconociendo los patrones mentales y dejándolos ir como la misma exhalación.